Últimamente me gusta lo que leo por aquí. Dicho así, en general, puede sonar un poco raro, porque entre spams y egos a veces se hace difícil sacar algún aprendizaje, pero tiene su explicación.
Quizá a alguno de vosotros le ha pasado lo mismo que a mí y ha notado que cada vez son más las empresas que llevan por bandera una reflexión muy interesante: no quieren ser las marcas con mejores resultados comerciales, sino que anteponen la calidad y la relación con sus clientes a los números puros y duros.
No hace mucho (y todavía sigue pasando), las marcas, sean corporaciones, compañías o individuos, centraban sus discursos en ser el número 1, el líder del mercado, el que nunca para de crecer. Y está muy bien, porque todos queremos ganar dinero con nuestro trabajo (sí, todos, no me miréis así).
Pero para que los consumidores te quieran, para hacerles tilín, para que sientan esa conexión, tienes que ir más allá de la frialdad de las cifras, ir a la parte más emocional, mostrar tus auténticos valores, abrir tu casa de par en par. Y cuando abres esas puertas, lo que hay detrás es lo que marca la diferencia. Ese talento humano es la razón de ser de cada empresa. Es lo único de lo que no se puede prescindir. Son los que lo dan todo. Dalo todo por ellos.
Quizá a alguno de vosotros le ha pasado lo mismo que a mí y ha notado que cada vez son más las empresas que llevan por bandera una reflexión muy interesante: no quieren ser las marcas con mejores resultados comerciales, sino que anteponen la calidad y la relación con sus clientes a los números puros y duros.
No hace mucho (y todavía sigue pasando), las marcas, sean corporaciones, compañías o individuos, centraban sus discursos en ser el número 1, el líder del mercado, el que nunca para de crecer. Y está muy bien, porque todos queremos ganar dinero con nuestro trabajo (sí, todos, no me miréis así).
Pero para que los consumidores te quieran, para hacerles tilín, para que sientan esa conexión, tienes que ir más allá de la frialdad de las cifras, ir a la parte más emocional, mostrar tus auténticos valores, abrir tu casa de par en par. Y cuando abres esas puertas, lo que hay detrás es lo que marca la diferencia. Ese talento humano es la razón de ser de cada empresa. Es lo único de lo que no se puede prescindir. Son los que lo dan todo. Dalo todo por ellos.