“El teletrabajo ha venido para quedarse”, dicen los expertos y los no tan expertos. Y es que si algo hemos aprendido con la pandemia es que hay muchos profesionales que no necesitan un espacio físico para desarrollar sus tareas. Bueno, eso ya lo sabíamos, pero ahora también lo hacemos. Pueden estar en su casa, en un bar o en el Annapurna. Siempre que hasta el Annapurna llegue la wifi, claro.
Pero, ay, lo complicadas que se hacen a veces las relaciones personales cuando nuestro único contacto es través de la pantalla. ¿Dónde quedan esos cafés a media mañana? ¿Y ese saludo fugaz cuando nos cruzamos con colegas por los pasillos? ¿Y es abrazo a ocho manos después de meses trabajando en EL PROYECTO? Que parecen una tontería, pero no lo son tanto.
Porque estar cerca, muy cerca, nos hace relacionarnos de otra forma. Con nuestros compañeros y también con nuestros clientes. Eso lo sabemos todos, pero sobre todo aquellos que necesitamos estar físicamente presentes en un lugar concreto para desarrollar nuestro trabajo.
Por eso en Groc siempre decimos que hemos venido para quedarnos, como el teletrabajo. Pero cerca, muy cerca.
Pero, ay, lo complicadas que se hacen a veces las relaciones personales cuando nuestro único contacto es través de la pantalla. ¿Dónde quedan esos cafés a media mañana? ¿Y ese saludo fugaz cuando nos cruzamos con colegas por los pasillos? ¿Y es abrazo a ocho manos después de meses trabajando en EL PROYECTO? Que parecen una tontería, pero no lo son tanto.
Porque estar cerca, muy cerca, nos hace relacionarnos de otra forma. Con nuestros compañeros y también con nuestros clientes. Eso lo sabemos todos, pero sobre todo aquellos que necesitamos estar físicamente presentes en un lugar concreto para desarrollar nuestro trabajo.
Por eso en Groc siempre decimos que hemos venido para quedarnos, como el teletrabajo. Pero cerca, muy cerca.